miércoles, 10 de diciembre de 2008

La demarcación, la peor en contaminación lumínica

‘Demasiadas luces blancas’: podría tener reminiscencias poéticas, pero en realidad es el principal problema de contaminación en las ciudades tarraconenses.

Desde el pasado 21 de noviembre y hasta el día 6 de enero, festividad de los Reyes Magos, se permite a todos los municipios de Catalunya (946) encender las tradicionales luces de Navidad. Cada población debe calcular cuándo pone en marcha el encendido, ya que la ley autonómica sólo permite un máximo de 168 horas de funcionamiento.

De hecho, la aplicación de esta normativa ha tenido efectos positivos para reducir la contaminación luminosa y, paralelamente, aumentar el ahorro energético. Desde el Departament de Medi Ambient de la Generalitat de Catalunya se afirma que en las tres últimas Navidades «se ha consumido menos de la mitad de la energía», ya que la ley delimita el número de horas totales y obliga a apagar estos elementos decorativos durante buena parte de la madrugada (y durante el día).

Estos días, la mayoría de ciudades y pueblos de Tarragona (en total 183) están decorando sus calles con motivos y luces navideñas. De hecho, en los últimos años, las grandes ciudades han marcado en el calendario el punto de partida con una fiesta o un acto simbólico y también cada año han sacado pecho porque los elementos permiten un ahorro de consumo y una menor contaminación luminosa. A pesar de que estos elementos pretenden ofrecer un ambiente festivo, la Generalitat también ha puesto requisitos para que esta iluminación extra no provoque más contaminación luminosa de la que existe. Así, se recomienda usar luces de bajo consumo, de sodio, fibra óptica... y regular el horario para no incumplir con el tope máximo que fija el decreto.

Los planes municipales

Dejando de lado las luces de Navidad, la provincia de Tarragona es la circunscripción de Catalunya con mayor porcentaje de contaminación lumínica. Así lo reconoce la directora de la Oficina per a la Prevenció de la Contaminació Lluminosa, departamento adscrito a la Direcció General de la Qualitat Ambiental, Mercè Terradellas.

Desde hace tres años, la Generalitat está aplicando el decreto 82/2005 que aprueba las características de la Llei 6/2001 de la ordenación ambiental de la iluminación para la protección del medio ambiente. El decreto establece que cada municipio de Catalunya debía entregar a esta oficina antes del 31 de diciembre de 2007 el Pla d’Adequació de la il·luminació exterior. «De los 183 municipios de Tarragona, tenemos entrados 135, lo cual es una cifra muy respetable», añade Terradellas. La Oficina sigue recibiendo planes y el plazo de entrega se ha prorrogado de forma oficiosa.

Este plan es un proyecto que debe elaborar cada consistorio (en caso de municipios muy pequeños, se puede pedir ayuda a los Consells Comarcals) y presentarlo a Medi Ambient de la Generalitat. En él deben reflejar aquellas actuaciones que se deben ejecutar para corregir la contaminación luminosa. «Cada municipio debe verificar, según lo que establece el decreto, qué iluminación está bien y cuál debería substituirse. Nuestra misión es analizar el proyecto y decirles si está bien o qué deben añadir a su propuesta», apunta la directora de la Oficina per a la Prevenció de la Contaminació Lluminosa. En el caso de los privados, el consistorio debe advertirles de los parámetros de la ley y corregir si provocan contaminación.

La farola blanca, la peor

«Hay demasiada luz blanca en Tarragona», apunta Terradellas refiriéndose a lámparas de mercurio o halogenuros metálicos repartidos por calles, plazas y avenidas de la provincia.

Esta clase de puntos de luz proporcionan mayor potencia lumínica que otra clase de bombillas (más cálidas, de color amarillento), que gastan y molestan menos. Ejemplos como la Rambla de Tarragona son los que la ley prohíbe por su alta contaminación luminosa. «Si cambias este globo por un modelo que sólo te ilumine la calle y cambias la bombilla por otra de menor consumo, el ahorro puede llegar al 95%», remarca la directora de la Oficina per a la Prevenció de la Contaminació Lluminosa.

«Aunque es cierto que es la circunscripción catalana que tiene más por hacer, también es de justicia decir que se está trabajando duro desde hace tres años y la mejora empieza a notarse», asegura Terradellas. A pesar de que se está en el buen camino, las ciudades con «más trabajo acumulado» serían las más grandes, Tarragona o Reus, «aunque nos consta en la Oficina que trabajan para reducir esta contaminación», puntualiza Merce Terradellas.

En el lado de los ‘buenos alumnos’, la Generalitat pone como ejemplos localidades como L’Espluga de Francolí, Montblanc o Santa Bàrbara y también cita a otras localidades que están alcanzando un nivel óptimo de eficiencia: Santa Oliva, Bonastre, Les Borges Blanques o Tortosa.

Otra de las recomendaciones que apunta Mercè Terradellas es que «la provincia de Tarragona tiene muchas urbanizaciones y posiblemente se debería plantear reducir el consumo de alumbrado público en aquellas que permanecen vacías buena parte del año».

Ahorro en cifras

Aunque aún falta mucho por hacer, los datos que se han recopilado en los dos últimos años aportan una gran dosis de optimismo. El ahorro energético colateral a la reducción de contaminación luminosa se traduce, por ejemplo en 4.000 toneladas de petróleo anual que no se han consumido o se ha evitado emitir hasta 17.000 toneladas de CO2 durante 12 meses.

Aparte, «se ahorran hasta 45 gigavatios/ hora cada año, lo que supone en cifras unos 5 millones de euros sin malgastar», apunta Terradellas. La directora de la Oficina per a la Prevenció de la Contaminació Lluminosa comenta que «no hace mucho, hemos calculado que adecuar todas las luces de Catalunya significarían unos 15 euros por persona (partiendo de un censo de 7 millones)». De momento, las ayudas –entre el 20 y el 30% de la inversión– se dan a los ayuntamientos, que ejecutan los proyectos. La Generalitat ha concedido cerca de un millón de euros, que con la parte municipal son unos 4 millones destinados a reducir la contaminación luminosa.

Fuente: Diari de Terragona

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